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Sobre la segregación sexual en el deporte (3)

2010-01-25

Continuamos la serie de artículos sobre la segregación sexual en el deporte. Ayer vimos los argumentos más populares a favor de la segregación sexual; hoy veremos algunos argumentos en contra.

Prejuicios frente a hechos

El objetivo de una competición es que los participantes midan sus respectivos méritos y habilidades. El sistema de segregación sexual se basa en suposiciones realizadas a priori sobre el rendimiento de los deportistas y viola el espíritu de la competición al no permitir la competición libre y sin prejuicios. Cualquier diferencia entre la media de hombres y la media de mujeres resulta completamente irrelevante para el individuo aislado. Para ilustrar lo ridículo que es separar hombres de mujeres, basta imaginar una competición con segregación racial. La segregación sexual como anticipación de resultados dista poco conceptualmente de cancelar la competición y conceder medallas en función de los resultados de los antepasados de los deportistas.

La segregación sexual antepone un prejuicio a los hechos empíricos. Uno de los argumentos en defensa de la categorización por sexo es que los hombres son más masivos y voluminosos que las mujeres, pero lo cierto es que hay mujeres grandes y hombres pequeños y es extremadamente fácil y barato determinar la talla de un deportista simplemente echándole un vistazo.

La falta de una tradición de competiciones mixtas puede dificultar la evaluación de lo acertado de afirmar que un sexo no tiene posibilidades frente al otro.

Solución insultante

Los argumentos a favor de la segregación sexual suelen estar referidos a una supuesta inferioridad de las mujeres, especialmente en la alta competición. Surge la segregación sexual: si las competiciones fueran libres, se dice, las mujeres no tendrían la más mínima oportunidad contra los hombres, así que se plantea como solución la creación de una competición paralela. El problema que tiene esta competición paralela es que es una competición de juguete, una competición en la que las mujeres pueden tener la ilusión de competir de verdad. ¡Ningún sexo necesita la caridad del otro, sino el reconocimiento de su valía!

También es insultante suponer que los hombres son todos unos acosadores misóginos regidos por pulsiones libidinosas que acosan a toda mujer que pasa por delante de ellos.

El engaño de la lucha de sexos

La competición deportiva no es un asunto de hombres contra mujeres, sino una saludable manera de que los deportistas pongan a prueba sus habilidades.

Desincentivación

Los miembros del sexo considerado débil pueden incluso carecer de incentivos fuertes para desarrollar sus habilidades, de roles potentes y de ejemplos inspiradores. Es descorazonador estar condenado a competir en una categoría diseñada para ser inferior.

La segregación sexual perpetúa los roles sexuales establecidos y obstaculiza la exploración de capacidades interesantes. Muchas mujeres no llegan al límite de sus fuerzas porque no les resulta práctico.

Olvido de minorías e individuos excepcionales

La segregación sexual expulsa del sistema a los individuos difíciles de clasificar en el marco de los dos sexos. ¿Qué sucede con las personas intersexuales? Son pocos, pero existen y siguen siendo personas y no hay impedimento natural para que sean buenos deportistas.

Inconsistencia con el objetivo de la igualdad entre individuos

En virtud de los Derechos Humanos, se busca la igualdad a priori entre individuos. La segregación sexual hace que una de las más valiosas manifestaciones de la audacia humana, el deporte, quede contaminada con los vicios de un pasado más oscuro y excluyente.


Categorías: Deporte

Permalink: http://sgcg.es/articulos/2010/01/25/sobre-la-segregacion-sexual-en-el-deporte-3/